viernes, 1 de febrero de 2013

"TRILOGÍA DE CAUSAS"


Causa multicolor. Las olimpiadas de Londres 2012 deben haber sido el ejercicio en seducción masiva más grande de la historia. La puesta en escena no buscó impresionar por superioridad económica, industrial o numérica. Buscó seducir. Y de qué manera.

El soft-power, que le llaman en política, o la manera más efectiva de poner a todos de tu lado. ¿Cuáles fueron sus recursos? Con lo último de la tecnología a su alcance echaron mano de lo mejor que tienen: su cultura y su identidad. Y necesitas estar muy seguro de lo que eres para decidir lanzarte al mundo de esa manera.

Esto les permitió, por ejemplo, no tomar prestado de nadie y ser tremendamente originales sin crear nada nuevo. Lo que quiero subrayar hoy es algo en lo que los británicos han puesto un esfuerzo enorme en los últimos años: la inclusión. Si les pregunto cómo es el rostro de un británico hoy día, ¿qué responderían?

En la inauguración y en la clausura el mensaje fue el mismo: diversidad. Un conglomerado de razas que hoy es el Reino Unido y que acaba de darle al mundo una lección de lo que es una civilización en el siglo XXI.

Tremendo cambio para una nación que hace solo 30 años todavía tenía programas racistas en la televisión y donde su representación seguía las líneas de clase y raza: los blancos-ricos y los pobres negros.

Haber podido trascender las limitaciones de una época les ha costado años de esfuerzo. ¿Que desapareció este mal? No, para nada. Pero se trata de dar señales claras desde arriba, incluidos los medios de comunicación, que le dicen a la gente: aquí todos cuentan, porque entre todos estamos construyendo país. Y acabamos de ver los resultados.  

Causa familiar. Y algo parecido, a un nivel más personal, le tocó vivir a la familia Jefferson en Estados Unidos. Los descendientes de uno de los padres fundadores de la patria son un grupo muy orgulloso de su linaje. Y este orgullo lo pusieron a prueba cuando salió el primer Jefferson negro.

Con la ayuda de las pruebas de ADN hace unos años se logró comprobar lo que durante dos siglos había sido un secreto a voces: que el ilustre personaje había tenido hijos con su esclava favorita, Sally Hemings.

Después de mucho debate interno la familia superó sus resistencias y decidió invitar a los Jeffersons negros a sus citas anuales en Monticello. Todo un salto, pero era cuestión de estar a tono con su país, que había sido abanderado en la lucha por los derechos civiles. Y una cuestión de prestigio familiar.

Así los Jefferson entraron a la modernidad.

 Causa absurda. Y con todo eso en mente, con países y personas que se sacuden las escamas del pasado, me entero del debate que estos días sacude al Colegio Médico del Perú: si Daniel Alcides Carrión, el padre de la medicina peruana, había sido cholo o blanco. Y que buscaban cambiar el retrato oficial por uno que lo muestra menos mestizo...

 La verdad que no creo que sea necesario explayarse sobre este punto. Salvo decir que esos deben ser los últimos reflejos de un Perú que, por suerte, está de salida. Un Perú del pasado que hizo daño, que atrasó al país, y que debe quedar en el pasado. Solo que hoy me pareció útil incluirlo en este menú de causas.

Publicado en El Comercio: 15/8/12

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